Que se suspenda la jornada laboral el lunes 6 de febrero para el sector público y privado es el pedido que realizó oficialmente el pleno del Consejo Nacional Electoral. La razón es que, tras los simulacros, se determinó que el conteo de votos de las elecciones tomará alrededor de seis horas.
Esto dificultaría la jornada de los miembros de las juntas receptoras del voto, explicó el vicepresidente del CNE, Enrique Pita. “De las pruebas realizadas, se verifica que la intensidad del trabajo a la que serán sometidos. Además, las aulas de clase no estarán en condiciones”.
Sin embargo, la consejera Elena Nájera, no apoyo la decisión. A su criterio, el CNE tiene que estar listo para enfrentar la jornada y recordó que el escrutinio se realizará en dos grupos para reducir la carga: uno para las seccionales y otro para el Consejo de Participación Ciudadana y referendo.
Pero José Cabrera y Diana Atamaint insisten. Argumentan que habrá 4.380 recintos electorales, de los cuales 4.013 son unidades educativas, 63 universidades y 304 infraestructuras de otro tipo. Estas, después de la jornada de elecciones, deberán ser adecuadas, lo que incluye la respectiva limpieza para su normal funcionamiento.
Ese día se elegirá a 5.697 autoridades de las alcaldías, prefecturas, concejalías urbanas, concejalías rurales, vocales de juntas parroquiales; los siete vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y, se votará por el referéndum de ocho preguntas de enmienda a la Constitución. Pese al pedido del CNE, la decisión final sobre si habrá o no descanso el 6 de febrero recae sobre el presidente Guillermo Lasso.
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